Toc Toc, ¿le sobran un par de ojos? {Juliette}

Por fin llegó el ansiado viernes, ese día juntamente con el lunes eran los peores de la semana. El lunes porque la gente tenía resaca y sueño – muchos acudían a la enfermería para eso- y el viernes porque todo el mundo había enchufado el chip de la fiesta desde las ocho de la mañana. Aquel viernes era demasiado tarde para estar en la enfermería ya que su turno había acabado hace una hora, sin embargo, ella se había quedado allí revisando un expediente que le parecía bastante curioso.

Sentada en una de las camillas cubiertas por un papel blanco desechable, las piernas colgadas y siendo mecidas por inercia se encontraba Juliette la cual llevaba puesta sobre su ropa – una falda negra y corta con una raja trasera en el centro de sus piernas, una camisa blanca al igual que el color de la bata- una bata blanca la cual tenía un bolsillo con un par de boligrafos. El cabello se lo había recogido en un moño alto del cual se escapaban algunos de los castaños cabellos más cortos: sus manos sujetaban el expediente leyendo con atención hasta que escuchó la voz de Gael.

Una sonrisa se dibujó en sus labios haciendo que en las mejillas rosadas se formasen dos hoyuelos, bajó de la camilla de un salto escuchándose el tacón de los zapatos de tacón de aguja negros chocar contra el suelo, a medida que sus pasos se acercaban a la figura masculina de Gael moviendo las caderas con normalidad en cada uno de sus movimientos.

-¡Premio!.-Exclamó ella llegándo finalmente hacia él y cogiéndole las mejillas con las manos para darle un suave beso en la punta de la nariz, notando la calidez de esta por extraño que pareciese.

La enfermería guardaba bastante calor debido a que hoy pocas personas habían acudido a ella y además de que la calefacción de aquella zona aún seguía encendida haciendo que el agua bullese en las estufas adosadas a las paredes. El perfume de ella inundaba el aire ligeramente cargado

Juliette sonrió al ver como un leve color rojizo ocupó el puente de su nariz cuando los labios de ella besaron su nariz. Sus manos bajaron por sus mejillas rozando la barba ligeramente para teminar por apartarlas y colocarlas sobre las de él en sus mismos hombros; siempre le había gustado mantener el contacto con Gael cuando hablaban ya que consideraba que eso a una persona de sus características le otorgaba la confianza que a veces le faltaba, además así la conversación no quedaba tan al aire y no parecía que hablaban para nadie.

La mujer comenzó a retroceder levemente sabiendo que él la seguiría, ¿Por qué? Sencillamente tenía miedo de que si alguien habría la puerta de la enfermería al estar él tan cerca le propinase un golpe por la espalda algo que seguro sería catastrófico.

-Y yo pensé que no vendrías haberme pero como las conjeturas no siempre llevan razón pues te has equivocado al igual que lo he hecho yo pensando aquello.- Explicó ella, a veces le daba más vueltas a las cosas por sencillas que pareciesen.- ¿Cuál es el agradable motivo de tu visita? Porque ya te he analizado y no encuentro ningún desperfecto físico, aunque realmente nunca lo hayas tenido, además se que no tienes fiebre y dudo que te duela la cabeza o el estómago así que cuéntame. Y por cierto, ¿Qué haces tan tarde aquí? ¿No deberías estar celebrando que es viernes?-Preguntó ella rodando los hombros hasta que su trasero chocó ligeramente con una camilla y ella se apoyó en esta cesando así sus pasos y obligándolo a parar.

En la camilla, junto a ella, reposaba el expediente cerrado además de alguna jeringuilla – vacia-, unas cuantas gasas y un par de paracetamols eso sin mencionar el gelocatil de un gramo que tenía preparado en una de las mesas metálicas proximas a ella.

Juliette tenía la teoría de que a Gael le habían privado de ver para evitar observar todas aquellas duras situaciones que te prestaba la vida, y es cierto que no ver era un impedimento pero como recompensa, “alguien” le había dotado con una espectacular y única mirada que le hacía poseedor del iris más bonito existente en la Tierra. Si algún día volvía a ver, que era improbable, seguro que desaparecía aquella mirada tan persona que él tenía y sería una mediocre. Ella sonrió suavemente al pensar aquello pensando que en el fondo divagar sobre las cosas más de la cuenta no era tan malo, incluso era más profundo.

-Ahora sí tienes planes, estar conmigo y nos iremos a hacer algo más tarde; además te invito a cenar-Añadió ella a la vez que su mente barajaba distintos menús que preparar a la vez que notó el cuerpo de Gael chocar con el suyo en un sutil roce. Sus manos aprisionaron las de él por si fuese a caer pero era demasiado incierto.-No pasa nada-Aclaró ella con una tajante sinceridad propia.

Juls asentó el trasero en el borde de la camilla mientras retiraba las manos de sus hombros rozando con sus rodillas las de Gael ligeramente, y comenzó a sacar los bolígrafos del bolsillo de su bata dejándolos en una mesa metálica cercana, estirándose para poder llegar sin levantarse.-¿Un día duro?-Preguntó mientras se quitaba la bata, moviendo la cabeza hacia un lado y al otro escuchándose el crujido de su cuello y sus hombros cargados de tensión, seguramente por la ajeteadra semana que llevaba – salvo hoy- además de haber dormido poco y mal.

Cada vez la temperatura de la habitación iba bajando ya que habían apagado la calefacción, el agua de estas se iba enfriando y el aire caliente se filtraba por espacios pequeños situados en las superficies más altas, ya que el aire caliente suba y por abajo sólo había aire frío, no templado, no frío.